10 de noviembre de 2010

Madre Demencia

¿A quienes llaman locos? ¿A los pensadores? ¿A los revolucionarios? ¿O simplemente a todo ser humano que se niegue a ceder ante la monotonía y los estereotipos en los que quieren clasificar a la sociedad?

Un humano joven debe ser rebelde, estúpido, inmaduro y falto de cultura. De otra forma, se le otorga automáticamente la etiqueta de "Loco", "Rarito".

¿A que carajo le tienen tanto miedo? La humanidad comparte una repugnante fobia hacia el conocimiento; y un odio aprendido contra los que quieren tenderles la mano para sobresalir. Cada vez que alguien tiene una idea, los protocolos establecen que debe ser eliminada. Los poemas y los trovadores no alimentan al sistema, por lo tanto, son exiliados, marginados, engendros que deben ser aislados y tomados por bestias.

Nos creen peligrosos. Nos clasifican de forma estúpida. Lo bello de la humanidad es la caótica colección de formas de percibir el universo. Pero estamos perdiéndolo todo... El sistema nos vende telenovelas de mierda con prototipos sociales que hemos de asumir para poder ser distribuidos en estratos que no hacen más que limitar el progreso del humano como ente pensante, y no cómo un jodido número en los ordenadores del I.N.E.G.I

Y no les queda más que mirarnos con un odio que grita "Aléjate de mí, actor asqueroso. No quiero saber que tengo sentimientos" Si tan solo dieran un vistazo al mundo detrás de las lágrimas puras... Pero no se puede hacer nada. Ya son demasiados...

"Mi abuelo no le temía a nada más que a una cosa: Los pendejos. Un día se me ocurrió preguntarle por qué y me respondió: Por que son muchos" -Facundo Cabral

14 de junio de 2010

El Fin

Poco a poco, nuestro universo se extingue. Miramos hacia la eternidad como si fuese un amante, tan lejano, unido a nosotros sólo por la esperanza de deshacernos de nuestra humanidad y ser algo más. La infancia, los sueños, la risa, el saber, el romance y la vida misma se desvanecen a un paso doloroso, consumidos por la oscuridad del tiempo.

Ahora sólo nos queda vivir y aceptar que nuestra humilde existencia tiene un fin. Más no hemos de dejar que eso nos detenga. Ahora es el momento de vivir; Ahora y siempre. Dejaré de cuestionar y esperar. Empezaré a actuar antes de sumergirme en el olvido y venceré al dolor, transformándolo en belleza, en arte. Y aunque llegue a su fin, mi existencia significará algo. Para mí es suficiente que me recuerde una persona como aquel que, a través de sus acciones, desafió a la eternidad y se atrevió vivir y amar.

Sólo me arrepiento de no haberme percatado antes... pero voy a cambiarlo. Voy a lograrlo. ¡Basta de lamentarse y culpar a otros! En mí existe la fuerza para romper mi humanidad e inmortalizarme en este universo. Haré que el regalo de la vida que se me ha otorgado signifique algo. Pero no puedo hacer esto sólo...

Ayudame a vivir, a existir y sé mi eternidad, pues ya eres mi vida.

22 de enero de 2010

La Obsoleta Ilusión del Lenguaje

Nótese que las siguientes palabras pueden arremeter violentamente contra las bases de la lingüística, esto debido a que les brindo este acceso a mi mente, desde una de las invenciones más populares del hombre. Conocese como "teléfono celular".

Dicho esto, procedo a expresar mi preocupación, no, mi temor surgido de un análisis de carácter... Epifánico.
No sé ni me importa si mi anterior adjetivo es un artificio procedente de una fusión de palabras que mi perturbada mente creó.

De vuelta a mi comunicado de sincero miedo, vino a mí la siguiente revelación: las lenguas, idiomas y dialectos son una ilusión obsoleta, una limitación más en nuestro camino a la iluminación. Es muy simple: las palabras no pueden expresar el caos que se genera en la mente humana. Una emoción tal como el odio no cabe dentro de un despectivo o un vulgar insulto, estos son obsoletos y cruelmente simples ante el desprecio y las potenciales acciones de las que un ser humano es capaz. Nuestra comunicación está limitada a definiciones, concepciones y entendimientos personales. Una palabra no puede transmitir el goze de la vida o el miedo que nuestra mortalidad nos inspira. Ahora mismo estoy seguro de que cada individuo que lea esta declaración entenderá algo diferente a lo que yo he querido decir, pero cada ser humano (por simple que sea o pretenda ser ) recibe un atisbo de la idea original.

Y lo anterior he de corregir; me parece imposible que no haya una forma más bella de expresar el caos.

Cada una de las palabras que componen este escrito agreden al pensamiento virgen, a la idea original y convierten este vacío que siento en miedo, pues no hay palabra que describa mi interior. Y la humanidad debe generalizarlo, hacelo simple, asignarle una palabra y descripción.

Una vez más he sido derrotado por limitaciones de la lengua y por la reticencia maligna de las masas a aventurarse en sus ideas... Vuestro dios se apiade de sus simplistas mentes. Yo no pienso hacerlo

14 de enero de 2010

El Límite Roto

-"Vuestras débiles mentes están limitadas a la cordura"- pensé al tiempo que se regocijaban en una sencilla carcajada.
Nunca me afectó, en realidad. Yo reía por lo bajo mientras veía, a través de los idénticos rostros, una historia de miedo masivo.
En tiempos lejanos a ésta hórrida era, hubo hombres condenados que compartieron mi valor. Los demás, han vivido asustados de sus capacidades, aterrados por el hecho de que pueden hacer más en este mundo que comer y respirar.
Mientras ésta idea se filtraba en el constante caos de mis pensamientos, me sentí sólo de nuevo. Aburrido, ya, de jugar con la debilidad de las mentes que me rodeaban, marché en dirección contraria al grupo.
-¿Por qué siempre se reúnen?- cuestioné al vacío. -¿Es acaso por el miedo que han heredado? ¿temen convertirse en bestias de la soledad? Toda parecía absurdo, si conocieran lo que he visto y lo que soy capaz de ver, matarían por andar conmigo por el amplio camino que escogí.
Con el tiempo se había vuelto fácil, la mandibula baja de aquél que no ha comprendido, el ceño fruncido del que no quiere pertenecer a lo distintivo, el desvío de la mirada combinado con el movimiento agresivo del brazo derecho del que quiere que me aleje, pues me he acercado al punto en que podría ayudarle. Todo.
He sabido manipular la simplicidad de su existencia, rendido ya, ante la imposibilidad de mi destinado oficio: Salvarlos a todos.
Aún así me han llamado loco, me han agredido y condenado a la soledad. -No es su culpa-, pienso cada vez - Esta es solo una herencia maldita, he de cultivarlos, para que sepan librarse con su propia fuerza, del simplismo al que su mente fue condenada.-